Se van, uno a uno, dejando huella

Murió Mercedes Sosa y con ella parte de mi juventud y mi adolescencia. Ya lo decía un amigo en alguna red social a la que prefiero no hacer publicidad “Se va parte de mí” y es que es cierto: Mercedes Sosa ha estado tan presente en nuestra generación como en muchas otras generaciones. Llorada y despedida en todo el mundo, deja un recuerdo invaluable, una partecita de cada canción, de su voz, de su carácter, de su forma de pensar y ver el mundo en cada uno de nosotros. Con ella construimos nuestra personalidad, con ella aprendí que la esperanza no se pierde, aunque uno apenas esté sobreviviendo, aprendí a seguir adelante sin miedo a la derrota, durar no es estar vivo, vivir es otra cosa.
En estos últimos años se han apagado importantes vidas, personas que siguen con nosotros más allá de su muerte, que hacen retumbar su eco todos los días, en todas partes. La Guantanamera, Celia Cruz, dejo de respirar el 18 de julio de 2003 recordándonos que la vida es un carnaval, que hay que saber vivir. El 16 de agosto de 2008, la Directora del Teatro Nacional, Fanny Mickey, falleció en Cali después de sacarle el jugo a la vida y dejar en cada corazón un recuerdo memorable y entregarse en cada cosa, en cada obra, en cada escena de la vida, fue despedida con alegría, como ella quiso que fuera. El rey del pop obedeció a su propia letra “beat it” y se fue para siempre, sus pies no respondieron al Moonwalk y por el contrario quedaron rígidas para nunca más subirse a un escenario, en el mundo entero lo lloramos y lo despedimos con sentidos homenajes. Ahora Sosa, ayer cerró sus ojos para siempre, despedida por miles de fanáticos en el mundo, con decreto de duelo Nacional, la argentina Mercedes Sosa partió para siempre.

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