Suicidio

Se perdería el placer de vivir si se conociera el secreto de la muerte.

Johannes Eckhart.


Ese día me deje ver. Empuje la puerta abruptamente y salí. Algunas veces eran niños que recogía en su coche a la altura de chapinero, les pagaba para que se acuesten con él. Me pregunto si sería capaz de acostarme por plata. Como mi padre no me da dinero para tener esos mismos niños, y tampoco sé si sería capaz de pagar: disfruto viéndolos. Siempre me escondo para ver a mi hermano como juega eróticamente con el cuerpo de su compañero. Los besos parecen fuertes y las caricias mundanas, para ellos excitantes. Se desnudan y entonces mi hermano introduce su pene en el único hueco bajo que tiene su colega y por mucho rato vibraban gimiendo casi a gritos. Luego, el otro, disfruta tanto del olor a semen y al sexo de su compañero que succiona todo en una felación y ya casi corridos siguen gimiendo, desnudos...

Escondido en el closet, de vez en cuando bajo la mano para apretar entre las piernas un músculo tenso que empieza a humedecerse. Siempre se viene antes que los niños y luego les pasa unos billetes y los despide sin más miramientos.

Entre esos días normales, en los que disfrutaba observando a mi hermano acostarse con otros, vi el rostro angelical y el cuerpo mejor esculpido que nunca había visto hasta entonces. Tenía los muslos levantados y la piel se veía provocativa, el abdomen plano y los pectorales normales para un chico de 17 años, llevaba un bóxer blanco ceñido al cuerpo que me excitaba demasiado, ese día me masturbe en el closet.

Albergaba la esperanza de volverlo a ver, pero parecía que mi hermano había decidido no volverlo a llevar. Hasta que una noche me llamó para decirme que hiciera lo de siempre. Esa noche lo volví a ver. El seguía siendo igual de lindo y sexual que la primera vez, sin embargo no pude dejar de pensar en la cantidad de hombres que habrían eyaculado sobre su cuerpo, aun así, era lindo.

Desde esa noche, mi hermano lo siguió contratando para que le de una eyaculación casi precoz y todas las veces le pagaba y lo echaba nuevamente de su cama y del apartamento.

Me obsesione con tenerlo pero no podía pagarle, además mi hermano no se podía enterar. Un día normal que me pidió que hiciera lo mismo de siempre, ese día corrí el riesgo. Lo esperé en el pasillo, afuera del apartamento. Entré en el ascensor con él y apenas entramos mi mano apretó el músculo duro en medio de sus piernas. Desde ese día nos veíamos a escondidas en algún hotel barato de la ciudad y el precio por acostarme con él, era, dejar que se acueste con mi hermano o con cualquier otro, para pagar el hotel.

Por casi 10 meses hicimos lo mismo. Un día no quiso cumplir los caprichos de mi hermano y salió corriendo casi desnudo. No volvió al apartamento por dos meses hasta ese día. Yo estaba en el closet como de costumbre. Mi hermano lo desnudó y empezó a besarlo por todo el cuerpo hasta que de repente paró y sacó de su chaqueta un puñal y lo levantó amenazadoramente contra el niño, entonces salí.

No recuerdo nada extraño después. El olor a sangre me excitó. Cuando llegó la policía, los dos estábamos desnudos tirados en mi cama. Nadie sabe nada. La puerta del apartamento estaba abierta. Pasamos la tarde en la estación de policía y luego volvimos al apartamento que ahora es de los dos. Sólo nosotros sabemos lo que pasó y juramos guardarlo en secreto.

Bogotá, abril de 2008.

4 comentarios:

Unknown dijo...

megusto, maquiavelico y sexualmente pasional

Anónimo dijo...

haaaaaaaaaaa escribes super hermoso me fasina todo de ti

Anónimo dijo...

BUENO AQUI ESTOY YO DE NUEVO Y REAFIRMO ESCRIBES MUY BN SIMON
TKM
No puedo dejar de pensar en ti. Incluso apareces en mi sueños. No es justo como te has ido, y cómo te has móvido tan rápidamente, mientras que yo todavía estoy viviendo en el pasado.

mike meneghell dijo...

uau sensual fenomenal
tem estilo rapazinho
deve seguir assim
que tal escrever teatro?
axo um boa ideia
adorei seu conto quero ler mais e mais e mais
facinante

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